Me encontraba leyendo un libro, cuando Mikuru-san ingresó por la puerta de mi habitación, perturbando mi lectura.
-Te enseñaré algo, sígueme- Me dijo mientras giró y salió de mi cuarto. Sin pensarlo, dejé el libro sobre la cama y la seguí.
Al llegar al lugar donde aprendí los jutsus anteriores, Mikuru-san realizó unos sellos rápidos, invocando así una ola de papelesy posteriormente controlándolos.
-En esta oarte debes prestar atención- Mencionó con una sonrisa.
Nuevamente hizo sellos más lentos, mientras los miraba y los memorizaba, ella pronunció
-Origami No Shuriken- Al escuchar esto, observe los papeles que estaban en el suelo, éstos comenzaron a tomar forma, resultando unas shurikens que salieron disparadas hacia mi dirección. Como reflejo, me agaché velozmente para esquivarlas, quedando las shurikens de papel clavadas en un árbol detrás de mí, y yo tendida en el suelo como un saco de papa. Heché un suspiro, para levantarme y aprender aquella técnica.
Mikuru-san estiró sus brazos, enviándoles ondas de chakra a los papeles y así, estos se introdujeron dentro de ella. Luego de esto, ella saltó y se posó en la rama de un árbol. Ahora era mi turno, hice sellos rápidos (ya me habia acostumbrado a hacerlos, ya que eran solo dos los jutsus que sabia). "Nami no jutsu" pensé. Las hojas de papel comenzaron a caer lentamente desde el cielo, mientras que yo realizé sellos nuevamente y pronuncié Origami no Jutsu. señalando los papeles y enviandoles mi chakra hacia ellos para controlarlos.
-Aquí viene- Pensé... -Origami no Shuriken- Grité entusiasmada . Los papeles acumulados se comenzaron a alzar.. pero cayeron al suelo nuevamente. -Realizé los sellos de nuevo, "Origami no Shuriken!!" Grité otra vez. Con el mismo resultado.
Pasaron las horas... y seguia con el mismo resultado. Descanzé un poco, recuperé mis energías y seguí entrenando.
Amanecí en ese lugar, aún no me daba por vencida.
Nuevamente, realizé los sellos con más cautela y presición, pero también más rápido. "Origami no jutsu", pensé, las hojas comenzaron a levantarse y a unirse entre ellas, doblándose y tomando forma. Apunté a un árbol cercano y las shuriken saliendo hacia él e incrustándoseles.
En ese preciso instante comencé a ver borroso, cayendo en un profundo sueño por el cansancio. Horas más tarde, desperté en casa.