Ese día el sensei de Nimajita lo llevó al bosque y lo dejó solo sin ninguna advertencia ni ayuda visible, aún así, Nimajita se sentía muy tranquilo y no parecía tener miedo de estar solo, su sensei lo persiguió durante de horas mirando que hacía exactamente para entrar en el momento exacto.
Nimajita se acercó a una serpiente y se colocó de cuclillas frente a ella sin hacer ruido, ésta ni siquiera se movió, parecía encantada por algún hechizo, en ese momento el sensei aprovechó y lanzó un kunai a Nimajita, que lo escuchó rápidamente y lo esquivó rodando, impactando contra el cuello de la serpiente que quedó ensartada en un árbol, lo que no había escuchado Nimajita ya que estaba muy verde fue un shuriken que había debajo del kunai haciéndole sombra, que ahora estaba clavado en su pierna izquierda. Con serenidad se lo sacó y dijo:
- Sé que hay alguien, pero no sé quién exactamente, haces mucho ruido.
Su sensei haciendo caso omiso de esas palabras ató un shuriken con varios hilos y se lo lanzó, Nimajita que ahora estaba más atento esquivó el shuriken y cortó los hilos con el shuriken que le había lanzado antes. Al ver esto, su sensei salió de la maleza aplaudiendo.
- Veo que tu percepción de tu alrededor es algo distinta a la de los demás, pero no es suficiente para la batalla.
Nimajita rió.
- ¿Te parece gracioso?, a mi me parece preocupante, ya que no podrás sobrevivir en caso de batalla.
- Señor, yo me miraría la espalda...
Su sensei se miró la espalda y vió que inexplicablemente un shuriken estaba clavado en su túnica de Jônnin, la misma que había frenado el golpe.
- Pe...ro... ¿Cómo?
Nimajita había usado los mismos hilos que el sensei le lanzó para contrarrestar su propio ataque usando un árbol para balancear el shuriken y clavárselo en la espalda justo antes de que cortara el hilo, haciendo creer que el shuriken que mantenía en la mano Nimajita era el que le había lanzado.
- Realmente eres muy ávido, pero eso no te librará de morir en la batalla, así que te dejaré a merced de la naturaleza y los animales salvajes aquí mismo y volveré dentro de 2 meses.
- ¿De verdad crees que me voy a dejar matar?
Con estas palabras se quedó su sensei que desapareció de un salto en una pequeña nubecilla de humo.
Nimajita emprendió un viaje en busca de un río o riachuelo.
- "Siempre que hay un río, cerca hay vida y con ella, refugios naturales"
Nimajita encontró un pequeño riachuelo en el que cazó algunos pececillos que más tarde freiría en una hoguera encendida a base de dos piedras que había estudiado en la academia que si se frotaban creaban chispas y podían servir para hacer fuego. Esa noche comería bien... pero... ¿Dónde dormiría? Nimajita se paseó en torno al riachuelo en busca de una cuevecilla creada por la erosión del agua a su paso por allí.
- En efecto, aquí hay una cueva.
Miró la cueva y entró en silencio, cogió algunas hojas como almohada.
- "Espera un momento, debería colocar trampas para los posibles enemigos"
Se levantó de un salto sacando algunos bukkens que colocó en kunais encima de la entrada de la cueva, conectó los kunais con bukkens con unos hilos que cogió del sensei y creó una línea casi imperceptible que cruzaba la puerta de lado a lado, de manera que si alguien pasara por ahí le caerían los kunais con bukkens, aún así no estaba seguro de esa manera, así que colocó 1 pequeño cascabel en uno de los extremos, por si pasara alguien escucharlo y detonar los sellos explosivos.
¿Sobrevivirá Nimajita?