A la próxima semana esperando otro pedido, decidió ir a la sastrería y vio que había otro pedido en espera enviado hace unos días, comenzó con velocidad retirándose al almacén recogiendo una camisa, algunos hilos y una aguja, de todas maneras llevo unas cuantas pinturas con pinceles. Se fue hacia su habitación y empezó a bordar la camisa por detrás como un rayo negro, luego le dio retoques con la pintura, terminando el pedido con facilidad pero con trabajo. Fue hacia la recepción de la sastrería y envió el pedido a su destino.
Descuenta: 150 Ryôs.