Nimajita retomó el entrenamiento después de descansar unas horas y comer algo, estaba al borde del agotamiento, pero ahora se sentía mucho mejor, y debía conseguir que esas dichosas tumbas emergieran del suelo dando lugar a la "resurrección" de los mendigos.
Repitió los sellos escrupulosamente durante algo de tiempo, no se equivocó ni en un ápice de sus palabras, pero sabía que con eso no era suficiente, si quería realmente invocar a las tumbas hiba a necesitar algo más que eso. Y en ese "eso" estuvo pensando Nimajita mientras repetía sucesivamente la técnica de forma incansable, tenía el dedo lleno de mordeduras, parecía incluso algo putrefacto, pero no era hora de lamentarse... Tras muchísimas horas de intentos, notó algo, se mordió el dedo fuertemente, y realizó los sellos a una mano mientras golpeaba el suelo gritando:
- ¡ Kuchiyose, Edo Tensei !
Salieron del suelo unas marcas negras típicas de la técnica del hechicero, tras éstas, para sorpresa de Nimajita, salieron 2 tumbas, de las que salieron los dos vagabundos que conservaban consciencia y personalidad, pero sólo obedecían a Nimajita. Siguió leyendo sobre el jutsu... y se dio cuenta de que había una forma para eliminar la personalidad de los muertos invocados haciendo así que peleen en cuerpo y alma sin fijarse en sus sentimientos. Como explicaba el pergamino, Nimajita elaboró varios sellos con los carácteres que se indicaban en el pergamino, y preparó atando uno de los sellos a un kunai. Le atravesó la cabeza como si se tratara de barro y le colocó el sello con el kunai a uno de los mendigos, que abandonó sus recuerdos, personalidad, etc y se mostró obediente a las órdenes de Nimajita, que pensó que aún le quedaban muchos aspectos que aprender sobre esta técnica. Destruyó a los dos mendigos convirtiéndolos en ceniza, para poder realizar otros sacrificios e invocar a gente realmente útil.