El examen a Gennin, la aprobación de éste, le dieron a Jiraiya muchas más ganas de entrenar. Él sabía que una de sus naturalezas, la principal suya, era el fuego, el elemento fuego/katon, y él ya había estado entrenando antes una de las técnicas de este elemento, pero no había conseguido dominarla o aprenderla del todo. Su padre, el cual no vivía exactamente en la aldea, le había enseñado hace años como eran los sellos que requería la técnica, y Jiraiya tardó en aprenderlos, pero finalmente lo hizo. Jiraiya volvió en sí y, una vez en el campo de entrenamiento, dejando su mochila en el suelo, se puso a ello. Hizo los sellos con rapidez y por los nervios uno falló. Volvió hacerlos y acumuló, una vez hechos los sellos, chakra en su garganta, inhalando con fuerza. Cuando creyó que era la hora, lo soltó todo de un soplido. Tuvo el error de soplar antes de acumular el chakra necesario, y solamente salieron unas pocas llamas. Tras varios intentos, los cuales falló, poco a poco lograba dominar la técnica. O salían pequeñas llamas, o un pequeño soplido de fuego, o directamente no lograba soplar nada. Tras varios esfuerzos más y otros fallos, decidió descansar. Abrió la mochila y sacó algo de beber y comer, y se puso a ello.
Durmió durante dos horas como un bebé, hasta que una hoja le despertó cayendo en medio de su rostro. La cogió y la observó, la voluntad del fuego corría por sus venas, no podía rendirse. Rápidamente formuló los sellos una vez serio, pronunciando en su mente "Katon, Gôkakyû no jutsu" e inhalando con fuerza. Acumulando chakra en su garganta y soltándolo todo en el momento oportuno, soltó un fuerte soplido de fuego que permaneció unos segundos, quemando lo que delante de Jiraiya se hallaba.