Madara veía el nuevo pedido en su oficina, lo tomó y reconoció ese brazalete y cinturón que habían pedido, lo sacó del depósito y se puso a coser una túnica, y varias prendas más.
Era tarde en la noche, Madara ya había terminado, y con su respectivo mensajero, lo mandó a su destino.
Ryous; 450